martes, 25 de noviembre de 2008

Perdidos los dos en uno.


He escuchado una de las canciones más triste que haya oido. Después de profundo análisis, recuperarme del shock inicial y re-escucharla varias veces, concluyo que si bien es cierto la canción es terriblemente triste, tiene toda la verdad puesta en cada acorde.
La canción que les hablo es “Uno los dos” de Miranda! grupo argentino que tiene muy buenas rolitas (escúchenlos cuando puedan). La letra de dicha canción se las linkeo por acá para que vean de lo que les hablo. Las conclusiones a las que he llegado son las siguientes:
Hay ocasiones en las que las relaciones amorosas sacan lo mejor de nosotros pero al mismo tiempo que lo hacen de a poco uno se va perdiendo en la rutina, la costumbre, problemas, incluso en el cariño mismo y llega un momento que uno se ve a si mismo en el espejo y no reconoce a la persona que está del otro lado del cristal. Se alcanza un punto en el que ya están tan acostumbrados a jugar sus roles de novio o novia y se enfrasca tanto uno en lo mismo que simplemente pierdes tu personalidad.
Y fíjese usted que no es falta de sinceridad o de honestidad para mostrarse como es uno, simplemente es que uno se queda atrapado en su relación y se le deja de aportar cosas nuevas, se acostumbra uno a una determinada zona de confort que ya es tan conocida por ambas partes de dicha relación que termina uno por aburrirse. Y al mirar en retrospectiva ¿usted era así o era un@ chic@ más divertida, con cosas que platicar, situaciones que vivir, lugares a donde salir?
No hace poco un querido amigo me platicaba amargamente que el y su semi-novia (uso el anterior término porque vaya que es una situación extraña, pero esa es otra historia) últimamente sólo peleaban y no se parecía en nada a la relación que tenían hace un año (están próximos a cumplir dos años) ellos ya están tan acostumbrados a pelear y después a reconciliarse y de nuevo a hacer todo el teatro una y otra vez, que ya sólo se conocen como “con est@ es con el que me peleo” y no como “uy que chic@ tan maravillos@” igual que hace dos años.
Tampoco es falta de amor, porque de verdad uno puede querer, incluso amar muy sinceramente a una persona pero esa falta de personalidad propia, de ser como siempre ha sido uno y salir de esa zona de confort que encontró uno con su pareja, hace que la cosa no funcione igual.Si usted se encuentra en una situación parecida a la anteriormente descrita, escuche o lea la canción que le comento es revelador y crea en el poder de recuperarse así mismo porque, al final del día, usted va a tener que lidiar con usted mismo por el resto de sus días, más vale que se conozca y si se perdió, que se recupere.

martes, 11 de noviembre de 2008

Los verdaderos héroes de las adicciones


Hace algunos días escuchaba una entrevista que le hicieron a Anne Hathaway sobre su nueva película “Rachel getting married” que entre otras cosas, muestra lo que pasa una adicta para rehabilitarse. Hathaway mencionaba que los adictos son muy valientes y verdaderos héroes por tomar la decisión y tener el tesón de someterse a una rehabilitación, sin embargo ¿son los verdadero héroes del problema de las adicciones?

Si bien es cierto, se requiere un coraje excepcional para dejar de lado una adicción y empezar a tomar el control de la vida de uno pero no por eso ponemos a los adictos rehabilitados en un gran pedestal ni tampoco, al menos para mi, representan una gran y hermosa historia de bravura.

Los verdaderos héroes son las familias y los amigos de esos adictos que deben soportar a su lado toda la oleada de destrucción y conflicto generada por la adicción de una persona. Soportar ver a alguien completamente enajenado, borracho, mal viajado, etc no es tarea fácil ¿y saben qué es lo peor? Los de alrededor no tienen una muletilla en la cual recargarse para tolerar el dolor de ver como una persona se va cayendo a pedacitos.

El adicto cae en la cuenta y se somete a terapias, campamentos, pláticas y no se que tanta cosa que ahora se tiene para la rehabilitación de las personas pero y los que se quedaron al pie del cañón y con coraje estoico al lado del adicto ¿qué? ¿cómo borras y dejas ir tantos episodios de vergüenza, de lástima y de tristeza? Los adictos tienen la ventaja que, normalmente, la droga que escojan les hará olvidar cualquier asunto que hayan vivido mientras estaban bajo sus efectos pero los sobrios, no gozamos del mismo privilegio y cada pasaje se queda grabado en la memoria y el corazón.

Respeto a los adictos rehabilitados pero un gran aplauso al resto de nosotros que debemos combatir y aguantar todos los embates que nos da la vida y lo hacemos día a día tomando el control de nosotros mismos sin dejar que ninguna sustancia nos controle.
Cualquiera que soporte ver el crimen, la violencia, la escasez, problemas económicos y que al final del día pueda sonreír y sea capaz de ir con su familia y amigos darles un abrazo y gran beso, eso para mi son los grandes y verdaderos héroes.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La vuelta al mundo en 80 días.


Mis queridos lectores, siento la ausencia tan terrible a la que los he sometido estas dos semanas, pero han de saber que no encontraba la inspiración suficiente para redactarles unas cuantas líneas.
Ahora para empezar a calentar motores les escribo una reseña del último libro que acabo de leer (como han visto que es la costumbre en este blog).
La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne, muchos se escamaran y saldrán corriendo del blog porque es un clásico y no a todo mundo le gustan los clásicos. Para serles sincera, los clásicos representan la dificultad de un lenguaje que ya ahora no se usa y nos refieren a una realidad que ya no encuentra comparación en la actualidad, sin embargo hay muchos clásicos que valen la pena siendo uno de ellos el que ya les menciono.
De entrada, el libro hace honor a la premura de su título y es que, si bien empieza un poco lento el asunto, uno se estresa junto con s doméstico Passepartout y todos los demás personajes, para que lleguen sanos y salvos de vuelta a Londres después de 80 días alrededor del mundo.
Julio Verne combina la simpatía muy propia de los ingleses con dos giros que se resuelven al final pero que hacen de la historia una narrativa llena de aventura y de rapidez.
Verán que mientras más avanzan ustedes querrán empujar con su lectura veloz a todos los personajes, en especial a Phileas Fogg que necesita llegar a Inglaterra si no quiere ver su fortuna derrochada.
Con los errores y aprietos de Passepartout y de sus dos nuevos compañeros de viaje, el lector pasará un rato agradable y tendrá que ir a paso veloz, para darle la vuelta al mundo en 80 días.